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Mi emprendimiento es mi Valentine

¿Quién no ha pensado en ser millonario algún día? En tener esa maravillosa vista al mar o a las montañas, imaginando que el sol entra por las grandes ventanas de tu habitación, que con solo unos pasos te encuentras a la orilla del mar. ¿Cuántos de nosotros no hemos imaginado la vida perfecta?



Tener tu proyecto es algo difícil de explicar. Emprender y decidir lo que harás en cada momento es incalculable el valor intrínseco que tiene. Te hace sentir y ver el mundo de otra forma.


Porque no es fácil, debes de emprender” así que empieza a crear ideas, desde lo más mínimo hasta lo más grande que puedas crear, no esperes el momento perfecto porque ¿Cuándo es el momento perfecto? El momento es hoy, porque este día, va hacer el inicio de todo, una idea es un empujón para subir el primer escalón. No te quedes de brazos cruzados y empieza a subir, has que ese sueño se haga una meta y esa meta se haga realidad y esa realidad se haga el día a día.


La palabra emprender es preciosa. Poder tener mi negocio, ser mi propio jefe, disponer de mi tiempo, y poder triunfar. Parece fantástico. Siempre suena bien, y de hecho lo es, podemos corroborarlo. No hay nada mejor que tener tu negocio con la libertad de ser tu quien decide cómo, dónde y cuándo hacer las labores que requiere.


Emprender significa ser tu propio jefe y eso lleva implícito perder los horarios rígidos pero también invertir muchas más horas. Significa no tener quien te de órdenes pero asumir la responsabilidad de tomarlas. Lleva la libertad de decidir si cada día quieres trabajar o tomártelo libre sin dar explicaciones pero incluye ser consecuente con tu decisión. Emprender es una gratificante forma de ser libre.


Somos muchos los que nos encanta emprender, levantarse cada día pensando en lo nuevo que haremos, en las nuevas metas que se vienen, en el crecimiento y el aprendizaje que está por delante.


¿Y tú? ¿En qué parte del mundo quieres estar?

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